Danna's songs

martes, 23 de febrero de 2010

Como Hoy

Me encuentro otra vez acá, soportando el invierno interno, preguntándome una y otra vez sobre tus anhelos, tus miedos y locuras, preguntándome si la sombra de mi cariño significa algo en tu memoria, si tus manos recuerdan el contorno de mis caderas, de mis pechos y mis piernas, analizando las posibilidades de que tu mente albergue el aroma de mi cuerpo y la imagen de mi cabeza reposando sobre tu torso con el cabello desparramado sobre la cama revuelta o quizás puedas decirme cuantas caricias te di a lo largo de lo que nuestra historia, ¿mil? ¿mil doscientas? Yo quiero creer que mas…
Me encuentro acá pidiéndole a un Dios en el que no creo que guardes en algún compartimiento secreto el sonido de mi voz y recuerdes que las rosas son mis flores favoritas, que me gusta el chocolate y tus besos o quizás dentro de muchos años puedas recordar nuestros encuentros, para que algún día si sentís el invierno bajo la piel puedas saber que en algún lugar estoy pensado en vos, en la intensidad e tu mirada, en la delicadeza de tus manos o en la forma sublime en que la que besabas cada parte de mi cuerpo, en esa sensación de calidez que explota en mi cuerpo con cada roce, en le color de tu cabello o en la inmensidad de lo que siento… como hoy.

lunes, 8 de febrero de 2010

El angel de la soledad

¿Cómo se vive pensando en que todo tiene un final? ¿Cómo se hace para no caer en la desesperación ante la inminente llegada de ese final? ¿Cómo puedo siquiera concebir la idea de un dia despertarme y ver que la realidad era un sueño? ¿Cómo aceptar que me encuentro sola, naufragando una vez más a la deriva?... No puedo, no soy buena para olvidar, y soy aun peor para desprenderme de lo que amo, de esos soplos de felicidad, de tu olor, de tu presencia, de esos brazos que me hacen sentir en casa, me niego a dejar de besar esos labios, como me niego a dejar de amar esa mirada tan tuya, pues me encontraría perdida sin ese glorioso sonido que es tu voz, o sin los roses perfectos de esas manos delicadamente dulces. Me sentiría ajena a mi propio cuerpo, descorazonada y hasta de piedra sin la calidez que tu persona le da a mi vida, sin la majestuosa paz que tu compañía me da en mis noches de tormenta…